Yo no soy Groucha Marx

 


No tengo otros principios, tengo estos

y no negocio mis fidelidades

ni en la vidriera de las vanidades

me vendo a los denarios deshonestos.

 

Escucho atentamente a los supuestos

mercaderes que alteran las verdades

y pongo en pie de fe mis lealtades

para hablar el idioma de los gestos.

 

Al sol que más calienta no me sumo.

Si me buscan, soy perra que pelea

y más difícil que la rima en "ipios".

 

No ando por allí vendiendo humo

ni cambio al ritmo del calzón, la idea.

Así que no. No tengo otros principios.

 

 


Réplica de silencio

 


Me gustaba tu idioma.

Era un idioma ágil de “al pan pan”

sin divagues de ausencia cuando hablabas.

 

Leía a alguien real, de carne y hueso.

Leía a alguien sencillo de entender.

Leía a alguien,

no a una figuración, no a un espejismo.

 

Alguien

que se hacía preguntas

y yo me preguntaba

si quien iba a tu lado

no te explicaba lo que preguntabas

o si conocías las respuestas

y preguntabas para divertirte.

 

Me inclino a pensar en lo segundo.

 

Las diversiones no tienen forma fija

y cada uno adopta la que va con su estampa.

 

Luego de divertido, se retira

como dejando el circo

en que su mano desapareció magos,

mató a los trapecistas,

y robó los payasos desteñidos.

 

Quizás te hizo sentir feliz el disparate

tal como aconteció

y apenas eso buscabas en mi mundo.

Pero mi mundo

está lleno de gente como yo

que cree que en lo bueno esta la cura

y que en lo solidario, la respuesta.

 

Y que se puede hacer algo mejor

si acercamos las manos a aquel que nos las pide.

 

Esa es realidad en la que vivo.

Por si no lo sabías

te lo cuento