Piquete ante la Embajada

No voy a repatriarme a este extranjero
en que nadie me visa el pasaporte
ni voy a establecer la competencia
de quién tiene más puertos en sus mapas
de atar barcos hundidos.

El otoño descansa su cabeza de Adonis
en el regazo tibio de la vida
y junio empieza como un mes sin hojas
a mostrarse en los pájaros migrantes.

Yo permanezco, porque he permanecido,
obviada por la Ley de Extranjería,
siempre mojada y calma y cosechera
cuando todos exigen vacaciones
y se van sin firmar que se retiran
y regresan para volver a irse al día siguiente.

Hice hasta donde pude hacer sin pan.
Y hoy entendí qué pasa:

Tengo hambre.


12 comentarios:

  1. No sé si se nace leal como se nace inteligente, pero supongo que algo de endógeno tiene por eso de no venderse, de no traicionar la propia esencia.
    El problema es que cuanto más leal sea tu naturaleza, más traiciones ves a tu alrededor y bueno, todo termina por ser una experiencia de vida que hace al bagaje emocional.

    Ese "tengo hambre" lleno de lógica epatante y sin embargo, sorpresivo, me tocó corazón de mala manera (ríome).

    Hermoso, kunoichi guerrera, inamovible en tus códigos.

    Namasté.

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    1. Yo creo que sí. Que desgraciadamente se nace así, como algo genético que depende como se mire puede ser una malformación (visto lo que se ve alrededor de una, como bien decís vos en el comentario, Mormor. Si sabrás de esta desgracia ¿no?

      Gracias por estar siempre cerca mío.

      Besoooooooooooooootes

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  2. No es frecuente corresponder a una entrada en el blog propio por algo más que cortés educación. Pasa contigo, entrar en Ánfora y agua es un peregrinaje a la poesía, no una correspondencia debida a tu comentario. He leído varios poemas y se destila un verso hondo, con cierta tendencia a la sonoridad del endecasílabo, pero con la audacia de su quiebra cuando corresponde.
    Respecto a éste, la extranjería trasciende con mucho el hecho administrativo, que ya es suficientemente doloroso, para convertirse en una sensación. Yo me he sentido extranjero toda la vida, creo. Nos veremos por aquí, gracias. Un abrazo, o dos.

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    1. Holis Amando.

      Es para mi un gusto que te hayas acercado, porque, como te manifesté en tu blog, me pareciste un autor sumamente interesante al que da un gusto enorme leer, porque no hay desperdicio en tus letras y si una gratificación enorme para los que, como yo, buscamos algo más que relaciones públicas a través de la literatura.

      En general escribo en todos los metros, ya sea poesía de norma clásica o poesía libre o blanca. Pero si tengo que decantarme, me gusta mucho el verso blanco dentro del ritmo endecasilábico en cualquiera de sus metros y combinatorias (la polimetría es en el verso lo mismo que la coreografía en la danza).

      Justamente de esa extranjería habla el poema. La extranjería que se siente de habitar en la vida misma, aunque la vida para mí es un reto maravilloso y una escuela de alta exigencia a la que sin embargo amo concurrir.

      Gracias por acercarte y por la gentileza de tus palabras.

      Besoooootes

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  3. Luz, yo soy extranjera, aunque me crié acá. A veces se me ocurre que unos cuantos somos extranjeros, pero no por venir de otra tierra, sino por no pertenecer a lo que piensa y siente la mayoría, por responder según los propios valores.
    Y eso produce un hambre interior.
    Me conmovió mucho tu poema, así como los otros tres que publicaste antes, que no te comenté, por esa inhibición que me produce la poesía. Gracias al blog me estoy acercando más a este género bastante desconocido para mí.
    Un abrazo.

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    1. Así es, Mirella. Unos cuantos somos extranjeros y a veces se nos nota o lo vemos aún más que otras veces, justamente por lo que vos decís de esa despertenencia al medio colectivo.

      La poesía creo que debe conmover porque eso quiere decir que llega al interior y comunica emociones comunes a todos los humanos, comprensibles, cercanas. Muchas gracias por tus comentarios

      Besooooooooootes

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  4. Respuestas
    1. Gracias por acercarte y emocionarte, Mónica.

      Besote

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  5. Precioso más no pude evitar verlo secuenciado por el final de un comercial de buen restaurante que invita a resolver ésta planteada hambre.
    Acepto los diez latigazos que pueda merecer mi cotorreo.

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    1. El poema tiene claves privadas. Son las cosas que acontecen en ciertos grupos de trabajo, donde se quedan sosteniendo la carpa solamente los que creen en las cosas y no están para ver que rédito se saca sino que hay que hacer.

      La verdad que sí, que te voy a dar no diez, sino veinte latigazos, porque lo del restaurante me cayó como la actitud de las personas que cuento en el poema.

      Seguro que es un problema mío. Me estoy transformando en una criatura susceptible.

      Besoootes

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