Impromptu

Yo antes escribía con vocación de cántaro.

Era mi fuga larga
mi rinconcito griego
para honrar a los dioses del pan de cada día,
mi atemporalidad
todas mis Anas.

Yo antes escribía como todo un idioma
que remediara el mundo de mis mundos
y me volviera de regreso a mí
en cada letra historia
donde siempre ganaba los combates terribles
y me llegaban pájaros profundos
al hueco de las manos.

Yo antes escribía porque era un ser fantástico
inexistente en su carne y hueso,
puro espíritu buscando en dónde anclar
la piel de su talante.

Encontré todo eso después de tantos años
que la letra abarcó todas mis vidas.
Ahora que soy yo, escribo a veces,
porque ya no trasmigro en heroína de cuentos de piratas.
Ahora vivo en mi vida pequeñita
el carpe diem aquel que siempre quise.

Tengo trabajo, hijos, perro, gato
una lora que habla
varias nueras
y mis flamantes electrodomésticos.

Mi mundo se hizo el mismo que el de otros
sencillo y con rituales femeninos
donde no tengo que conquistar Roma
ni matar un dragón en Acuarania.

Dejé la insensatez del aquelarre
y me simplifiqué.

Ahora escribo sin compulsión ni vicio.
Sólo escribo
alguna que otra vez, cuando hace falta.

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