Tuve un lobo una vez

Tuve un lobo una vez que se llamaba Piotr

Pequeño, diminuto, ínfimo bífido
emasculado y frágil
con la lengüita rastrera de cultismos
y la vergüenza idiota de los débiles.

Cobarde menesteroso sin consuelo ni agallas
empobrecido
cianótico inquilino de un viento de cadáveres
que te aletarga la impávida inconsciencia

¿o será inconsistencia?

Quejoso lloriquero
cloqueador de la dignidad turbia
incapaz de algún acto de heroísmo
más alto que la queja.

Francotirador amasado con muchas estupideces rococoicas
sórdido esperpento que huye a donde no te alcancen los reclamos
cobarde del me escondo y grito desde lejos
lo que no puedo enfrentar ni usando Viagra.

Miniatura deforme de un gentilhombre estéril
impostación estólida de un gentleman
inmoral de los miedos
pobre bicho que repta entre las piedras
magro de espíritu
Débil
Débil
Débil

Mi verdeygris te mira solaparte
y sonríe.

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