Islera
La isla está tranquila.
Suave como un crepúsculo sin viento
curvada como un ala en aire cálido
la isla está tranquila.
Se ha llevado hacia sí las caracolas
y las guarda para un después sin velas,
todo pájaros
que migren hacia adentro.
La isla está tranquila con sus árboles
de pan y de manzana,
con sus besos de piedra salitrosa
en el fondo lunar de su escollera.
La isla ha dibujado un litoral sin hambre
donde los peces duermen
y desde lo profundo de sus selvas
no acumula tambores de batalla al oído del mar.
La isla es una noche con estrellas prolíficas,
cálida y amplia, plácida y sonora
con el cuerpo extendido al universo
y las manos abiertas.
Se han apagado todas sus fogatas.
Sobre su vientre regresó la luna.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Muy bella poesia
ResponderEliminarGracias, Antonio. Me alegra saber que te gustó.
ResponderEliminarBesooooooootes
"Sobre su vientre regresó la luna"
ResponderEliminarLa isla disipada, ya no está:
transparencias de luz
y vos, la ilusionista de su aurora
extendiendo los mares.
(Tal vez la isla y tú sean la misma luna...)
Es tan reprecioso...
Un beso
Ay, Manu, que romántico.
ResponderEliminarGraaaaaaaaaacias, hermoso.