Soy una gata negra
absurda gata negra hecha en la noche
que no se ve a la luz
por más que brille.
Una gata que vuela
que se funde
que se esparce como eso de llover
estrellas apagadas
muertas ya desde el siempre.
Pero sé lo que soy.
Sé lo que quiero porque además
he sido autodidacta en esto de vivir.
Sé a donde voy y a donde no regreso
a fuerza de aprender
como se muere un poco en todos lados.
No quiero que me regales nada a mí.
Ni una palabra más
ni un sol de frente
ni un tumulto de mar
ni un cascarudo
ni un pétalo
ni un trueno
ni algún susto
pariente de otros sustos.
No cazo tu ratón
no ato tu perro
ni lluevo en tu tormenta dadivosa
los restos de mi sed.
Me vuelvo a los adentros de mi sombra
y cancelo si hubiera alguna cita
para que tu alboroto se desmadre
y toques tu tambor de cacería
libertino y libérrimo
lejos de los sonidos de este grillo
sin alas.
Siempre estuve bien sola
como un hito
en algún pico de los Andes Áridos.
Así que muchas gracias
pero La Feria del Amor es la otra puerta.
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